lunes, 22 de octubre de 2012



El clima mediterráneo presenta unas restricciones acusadas para la vida durante la época estival. La carencia de precipitaciones conjuntamente con las elevadas temperaturas producen unas condiciones de gran demanda de agua para las plantas.
El potencial de evaporación que presenta la atmósfera es muy elevado. Cualquier El clima mediterráneo es una variedad del clima subtropical, que se caracteriza por sus inviernos húmedos y templados; y los veranos secos y calurosos. Aunque la principal característica de este clima es la presencia de un periodo de uno o varios meses de sequía, seguido de otro periodo de lluvias torrenciales y una amplitud de más de 15ºC, mayores al clima subtropical típico. El nombre lo recibe del Mar Mediterráneo, cuyas zonas ribereñas son las más representativa del clima, pero está presente en otras zonas del planeta.
El clima se da en las latitudes medias de las fachadas oeste de los continentes, tanto del hemisferio norte como del sur: en los países que rodean al Mar Mediterráneo, Sudáfrica, Chile,California, o Australia. Países como España, Grecia,Turquía, Marruecos, Argelia, o Italia son ejemplos de este tipo de clima, especialmente atractivo a nivel turístico debido a las temperaturas cálidas y a la escasez de precipitaciones durante los meses estivales.
Se encuentra situado en una zona de transición entre el clima templado y cálido. Estas dos áreas tienen una vegetación claramente diferenciada que sigue los paralelos 35°N y S de laTierra.
El área templada se caracteriza por tener una pluviosidad abundante y regular durante todo el año (más de 800 mm), con temperaturas suaves en verano y un periodo más o menos largo de heladas en invierno. La vegetación resultante es arbórea de tipo caducifolio con árboles altos y bien desarrollados, y unos estratos herbáceos y arbustivos nemorales. Suelen tener suelos profundos y ricos en nutrientes y agua. El clima subtropical es un clima muy seco todo el año (desértico, de menos de 250 mm), y tiene un marcado carácter continental (con grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche). La pobreza del suelo, unida a la gran aridez reinante, da lugar a una cobertura vegetal escasa. Son plantas arbustivas en el mejor de los casos, con muchas adaptaciones para resistir la sequía y protegerse de los herbívoros (plantas suculentas, espinosas, llenas de esencias, a menudo caducifolias estivales).
planta que no tenga ningún mecanismo para parar el agua que contienen los vasos conductores de la planta provenientes de las raíces enseguida quedaría mustia y desecada. Por ello, todas las plantas, no sólo las mediterráneas, tienen unas compuertas que se abren y cierran denominadas estomas, y que se encuentran en todas las hojas. Son las bocas por donde la planta transpira al fotosintetizar de día, y respira por la noche (cuando no hay luz).
Estas compuertas, en el caso del clima mediterráneo, están muy bien reguladas y protegidas del excesivo calor y la desecación por pelos y concavidades. Esto hace que durante las horas más cálidas y los días más secos, los estomas estén cerrados, para evitar excesivas pérdidas de agua a hojas y raíces.
Pero para asegurar mejor que el agua no se pierda por difusión a través de las paredes de la hoja, las plantas han desarrollado más estrategias. Por un lado, han fortalecido e impermeabilizado las hojas con un tejido muy resistente denominado esclerénquima, que imposibilita la pérdida de agua que no sea por los estomas. Las hojas con este tipo de adaptación se denominan hojas esclerófilas. Por otro lado, para evitar un excesivo calentamiento del tejido vegetal en las horas que la planta no transpira, la hoja reduce su superficie absoluta y también la relación que tiene con el volumen de la hoja (relación superficie/volumen que tiene su óptimo en las formas esféricas o bien cilíndricas). Hay que pensar que cuando se transpira hay una pérdida neta de energía calorífica y esto redunda en una refrigeración activa de la hoja. Esto hace que las hojas de la planta sean pequeñas y planas o bien largas y cilindricas (o bien recurvadas como en el romero). Ejemplos de estas adaptaciones son los arbustos dominantes en el fynbos surafricano o el chaparral californiano.

Otra adaptación al exceso de temperatura es el recubrimiento por una densa capa de pelos blancos y lanosos que aíslan a la planta de las temperaturas extremas y reflejan los rayos solares, evitando así el máximo el absorción de calor.
Una adaptación extrema que tienen las plantas de climas áridos es la suculencia. Éste es un fenómeno que presentan muchas familias diferentes de plantas crasas (Cactáceas, Agaváceas, Crasuláceas, Asclepiadáceas, Bromeliáceas, Liliáceas, etc.). Todas ellas tienen la característica de presentar una gran reserva de agua que engrosa tallos y hojas, volviéndolos al tacto blandos y turgentes.
Este almacén de agua proporciona a la planta una relativa autosuficiencia y la previene para largas épocas de sequía. Además, ésta separa en el tiempo las dos fases de la fotosíntesis (captación de CO2 y captación de luz), lo que permite poder tener cerrados los estomas de día (no hace falta tenerlos abiertos para que capten luz los cloroplastos) y abrirlos por la noche para almacenar el CO2 que al día siguiente servirá por poder cumplir la fotosíntesis. La ventaja de abrir los estomas por la noche es que la temperatura es más fría y por tanto la transpiración disminuye, evitando así pérdidas excesivas de agua. El mecanismo descrito también es propio de las plantas de metabolismo C4.

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